martes, noviembre 28, 2006

Fax / facsímil

Haciendo una consulta en el Diccionario Panhispánico de Dudas de la Real Academia de la Lengua, he recordado que la palabra fax tan usada en nuestras oficinas y en nuestra vida cotidiana tiene una raiz muy latina. De tanto usar una palabra, acaba por integrarse en nuestro vocabulario, perdiendo identidad. Acabamos por olvidarnos de qué significa realmente. Es como cuando no recordamos de qué color son los ojos de la persona que tienes todo el tiempo al lado.
"Fax" procede de la abreviatura de la palabra inglesa facsimile = facsímil (del latín "fac", imper. de "facere", hacer, y "simile", semejante => "hacer igual").

Según este diccionario "aunque no es frecuente, tanto facsímil como facsímile pueden emplearse como sinónimos de fax, ya que esta palabra procede precisamente de la abreviatura del inglés facsimile".
Me encantaría que se impusiera esta costumbre y dijeramos "mándamelo en facsímil", "le he enviado un facsímil"... e incluso "dígame el número de su (máquina de) facsímiles".
¿No os parece bonito?

Facsímil (o facsímile) en castellano es la "reproducción exacta de un escrito o un dibujo". Según la RAE: la "Perfecta imitación o reproducción de una firma, de un escrito, de un dibujo, de un impreso, etc."

¡Ah! se me olvidaba: facsímil es un sustantivo. No es correcto decir "reproducción facsímil", "edición facsímil", "versión facsímil". El adjetivo es facsimilar (= hecho en facsímil). Así que debe decirse "reproducción facsimilar", "edición facsimilar", "versión facsimilar", etc. (pese a lo que es habitual encontrarse por ahí).

miércoles, noviembre 15, 2006

Profetisas "con freno y marcha atrás"

Y siguiendo con el tema de la consideración de la mujer en la Antigüedad, a continuación os copio un texto de la profesora Mar Marcos que, a mi entender, resume muy bien el papel de la mujer en los inicios del cristianismo y su evolución, o mejor dicho, involución paulatina.
"[...] La libre profecía, tanto para los hombres como para las mujeres, empezó a ser censurada entre los cristianos muy pronto, desde el siglo II. En los primeros tiempos las comunidades cristianas se caracterizaban por el igualitarismo, entendido como la capacidad de todos los miembros de acceder a la autoridad, el liderazgo y el poder. Se entendía que todos los miembros, con independencia del sexo o el estatus social, estaban dotados con el carisma del Espíritu. La crisis de las expectativas escatológicas y la conciencia de que la espera de la Parusía podía demorarse años, llevó a la elaboración de un código, equivalente a la Ley judía, que permitiera a los cristianos sobrevivir como grupo, separados de judíos y paganos, en el que impera la idea de orden. Por ejemplo, en la familia se impone el principio de jerarquía y respeto de las formas tradicionales : las esposas, los niños, los esclavos obedecen al “paterfamilias” y pasan a ocupar un lugar subordinado también en la Iglesia.
A partir del siglo II, por otra parte, se establece el dominio de la autoridad basada en los cargos institucionales, que, tal y como sucedía en la sociedad judía y greco-romana, ya no son accesibles a todos. Criterios de riqueza, prestigio social, sexo y edad imperan sobre el carisma espiritual. Como en la sociedad judía y greco-romana, los cargos institucionales no son accesibles para las mujeres, cuyo liderazgo, que había sido un hecho natural en las comunidades apostólicas y post-apostólicas, queda relegado a posiciones marginales. Los siglos II y III son tiempos de tensión entre la jerarquía episcopal emergente y la autoridad tradicional del profeta inspirado. Muchos obispos reclaman su condición carismática y, con el paso del tiempo, la función del profeta acabó siendo suplantada por la del obispo, que será el único autorizado para hablar con la voz de Dios. Pero la creencia en el carisma profético de hombres y mujeres no desapareció y en los ambientes no sospechosos de herejía se siguió manteniendo la profecía femenina, pero bajo control.[…] La profetisa ya no habla espontáneamente en medio de la misa, ni hace públicas las revelaciones ante la asamblea, sino que las cuenta al obispo en privado.[…]
Muchos años más tarde, hacia el 380, en un texto normativo que se conoce como las “Constituciones Apostólicas” se contempla la posibilidad de que en las comunidades existan personas de ambos sexos en posesión del carisma profético. Pero, para éstos, se recomienda la humildad, y en particular se recuerda a las mujeres que, en otros tiempos, ese don no las hizo sentirse superiores a los hombres, y que, como las antiguas profetisas, respetaran el orden de los sexos señalado por la naturaleza."
[“Mujer y profecía en el cristianismo antiguo” de Mar Marcos en
Profecía, magia y adivinación en las religiones antiguas (Aguilar de Campoo, 2001) ]

lunes, noviembre 13, 2006

Mujeres al poder

"Ruego a los dioses que los planes acordados alcancen el éxito [se refiere a una recién firmada alianza con una ciudad enemiga]. Por lo que a mí concierne, me importa tanto este país como a vosotros, pero me aflijo y mucho me acongoja toda la política de la ciudad, porque veo que siempre tiene malos gobernantes. Y alguno, con un poco de suerte, puede ser bueno un día, pero es malo diez; y si se le encomienda el gobierno a otro, comete aún más fechorías. Mas, por cierto, no es fácil meter en vereda a unos hombres difíciles de contentar como vosotros, que receláis de los que desean quereros y suplicáis de continuo a los que no están dispuestos a hacerlo… Pues bien, sois vosotros, pueblo ateniense, los culpables de todo eso, pues vivís a costa del erario público y cada quisque en particular mira y remira en qué puede obtener beneficio, mientras lo común va dando bandazos como Ésimo el cojo. Con que, si me hacéis caso, podréis salvaros todavía: yo afirmo que es preciso que nosotros pongamos el gobierno en manos de las mujeres, pues también en nuestra casa se ocupan del gobierno y la administración. Que son de mejor manera de ser que nosotros os lo voy a demostrar: en primer lugar, todas sin excepción bañan la lana en agua caliente según la antigua costumbre, y no se las verá haciendo innovaciones. En cambio, la ciudad de los atenienses, aunque un sistema le fuera bien no se salvaría sin dar vueltas y vueltas afanosamente en busca de cualquier pijadita novedosa… Así pues, pongamos en sus manos el gobierno y basta ya de charla. Y no intentemos enterarnos de qué piensan hacer, sino, sencillamente, dejémoslas gobernar, teniendo en cuenta tan sólo esto: en primer lugar, que por ser madres desearán ardientemente preservar a los soldados; además ¿quién les enviaría provisiones antes que la madre que los parió? Para sacar dinero nadie más listo que las mujeres y una vez en el poder no se dejarán engañar nunca, porque ellas están muy acostumbradas a engañar ¿Para qué seguir? Hacedme caso en lo que os digo y viviréis felices el resto de vuestra vida."

["La asamblea de las mujeres" Aristófanes.
Traducción de L. M. Macia Aparicio para la editorial Gredos, 1993]

Recordatorio: Estas palabras, que aparecen en el contexto de una comedia, fueron escritas hace 26 siglos (!).
Reflexionemos : 1º sobre los posibles paralelismos de la situación política que describe con el mundo actual y 2º sobre la consideración que se le otorga a la mujer (aunque claro que en ese contexto cómico no todo lo que se le adjudica son valores positivos pero además del efecto cómico buscado téngase en cuenta que son frases escritas 5 siglos antes de Cristo).
Conclusión: a los clásicos hay que leerlos o releerlos, sin falta. En ellos está todo.

viernes, noviembre 10, 2006

Con la cara lavá y recién peiná...

Mensaje publicitario aparte, es impresionante cómo puede cambiar una persona con unos retoques de pintura y de photoshop. Creo que, después de sonreír un poco, deberíamos reflexionar sobre lo importante que es la estética en nuestro mundo.


lunes, noviembre 06, 2006

Temores infundados e infundidos

Estoy estupefacta ante las nuevas medidas europeas [supuestamente] antiterroristas en los aeropuertos. Doy gracias al cielo por que mi tratamiento crónico va en comprimidos y no en jarabe ni inyectables, porque se está cayendo en una serie de incongruencias absurdas.
El único gran atentado islamista sufrido en Europa ha sido en un tren (el de Madrid del 11M, además del atentado (no islamista) de Bolonia en 1980) ¿Por qué a nadie se le ha ocurrido extender estas "imprescindibles" medidas a los trenes? ¿por qué no prohiben subir en tren con mochila, ya que ese fue el medio usado el 11 de marzo por los terroristas? Ahora no puedes subir ni una botellita de agua al avión a no ser que la compres en las tiendas del aeropuerto, una vez pasada la barrera de control. Buen negocio para las tiendas del aeropuerto. Otra cosa¡¡menos mal que las ensaimadas no son líquidas!! porque si no, pobres turistas de Mallorca. De hecho ¿qué pasa si un turista que va a Oporto se quiere traer una botellita de vino? ¡¡que se la compre en las tiendas del aeropuerto!! Lo dicho, buen negocio para las tiendas del aeropuerto.
¿No será que nos quieren sembrar el miedo más que infundir sensación de seguridad? Por cierto ¿qué pasó con la alarma de los aeropuertos de Londres? ¿a qué conclusión llegaron las investigaciones? Todo parece ir desvaneciéndo se como si tal cosa.
Romeu, "El Pais", 21/11/2006

domingo, noviembre 05, 2006

"Dejemos a los asesinos el monopolio del crimen"

La noticia del día es que Sadam Hussein, ex presidente iraquí, ha sido condenado a morir en la horca, junto a dos de sus antiguos colaboradores.
No sabía yo que EE.UU junto a la democracia les había exportado a los iraquíes en un sólo paquete (como un "pack promocional") la pena de muerte legalmente impuesta.
A estas alturas sabemos perfectamente que Sadam Hussein ha sido un criminal dictador. Esa no es la cuestión. La cuestión es que a diario hoy por hoy, después de tres años de ocupación del país, numerosos inocentes siguen muriendo indiscriminadamente en las calles de Irak, que la situación del país no sólo no se ha apaciguado con respecto al periodo precedente a la invasión sino que cada día es más caótica y violenta.
En este contexto es difícil comprender cómo además un tribunal legalmente instituido decide, con toda frialdad, sobre la muerte y la vida de las personas, ya sean estas a su vez criminales declarados.
Les declaramos la guerra, los invadimos y derrocamos el poder establecido, con la escusa de llevarles la democracia, la civilización, los grandes valores de occidente, y, a continuación, les damos carta blanca (o incluso les instigamos) para que sigan poniendo en práctica la ley del taliot.
Sin mencionar, la vergonzosa coincidencia de esta sentencia con las elecciones en EEUU y los posibles efectos positivos de una medida como esta en los resultados del partido republicano de G. Bush.
Quizá peque de utópica, pero, a mi entender, el concepto de "democracia" es absolutamente incompatible con el hecho de que nadie, ya sea un individuo o alguno de los poderes públicos, pueda decidir sobre la vida de su prójimo.

(Ana M.R.)

Maximo, "El País" 07/11/2006