es un fin en sí mismo,
no el medio para los fines de otros.
Debe existir por su propio esfuerzo,
sin sacrificarse a otros
ni sacrificar a otros para sí mismo.
La búsqueda de su propio interés racional
y de su propia felicidad es el más alto
propósito moral de su vida.
"La rebelión de Atlas", Ayn Rand, 1961.
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