jueves, enero 22, 2004

Entre ruinas

Gaza
¿Recuerdas que volvimos a la ciudad después del bombardeo?
Yo recuerdo cómo caminábamos por los escombros, miramos con tristeza la que hasta la noche anterior había sido considerada como una población próspera. Ahora, las calles donde ayer corrían niños, los viejos tomaban el sol y las mujeres se preguntaban unas a otras qué noticias tenían de los familiares que estaban en el frente, estaban solitarias y tristes, desoladas.
Esas mujeres que se lamentaban de la guerra, pero que creían que estaba lejos de ellas, que sus hijos, cuando jugaban en la calle, no corrían ningún peligro, comprendieron, de golpe, que la guerra estaba allí mismo.
Recuerda que íbamos señalando los restos de la escuela, de la iglesia, de la taberna en la que apenas hacía dos días comentábamos las últimas incidencias...
De pronto, oímos un llanto, nos miramos sorprendidos y nerviosos empezamos a buscar el origen de aquel lamento. Nos hicimos heridas en las manos, buscando entre los escombros, hasta que llegamos desde donde partía. Nuestros corazones casi gritaban entre la desesperación y la alegría de encontrar una vida.
Cascotes y cascotes... ¡Dios santo! nos quedamos petrificados, todas nuestras esperanzas se derrumbaron e incluso a más de uno le salió una carcajada histérica ante nuestro descubrimiento: ¡una muñeca!
Era una muñeca abandonada por las prisas...

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