miércoles, noviembre 15, 2006

Profetisas "con freno y marcha atrás"

Y siguiendo con el tema de la consideración de la mujer en la Antigüedad, a continuación os copio un texto de la profesora Mar Marcos que, a mi entender, resume muy bien el papel de la mujer en los inicios del cristianismo y su evolución, o mejor dicho, involución paulatina.
"[...] La libre profecía, tanto para los hombres como para las mujeres, empezó a ser censurada entre los cristianos muy pronto, desde el siglo II. En los primeros tiempos las comunidades cristianas se caracterizaban por el igualitarismo, entendido como la capacidad de todos los miembros de acceder a la autoridad, el liderazgo y el poder. Se entendía que todos los miembros, con independencia del sexo o el estatus social, estaban dotados con el carisma del Espíritu. La crisis de las expectativas escatológicas y la conciencia de que la espera de la Parusía podía demorarse años, llevó a la elaboración de un código, equivalente a la Ley judía, que permitiera a los cristianos sobrevivir como grupo, separados de judíos y paganos, en el que impera la idea de orden. Por ejemplo, en la familia se impone el principio de jerarquía y respeto de las formas tradicionales : las esposas, los niños, los esclavos obedecen al “paterfamilias” y pasan a ocupar un lugar subordinado también en la Iglesia.
A partir del siglo II, por otra parte, se establece el dominio de la autoridad basada en los cargos institucionales, que, tal y como sucedía en la sociedad judía y greco-romana, ya no son accesibles a todos. Criterios de riqueza, prestigio social, sexo y edad imperan sobre el carisma espiritual. Como en la sociedad judía y greco-romana, los cargos institucionales no son accesibles para las mujeres, cuyo liderazgo, que había sido un hecho natural en las comunidades apostólicas y post-apostólicas, queda relegado a posiciones marginales. Los siglos II y III son tiempos de tensión entre la jerarquía episcopal emergente y la autoridad tradicional del profeta inspirado. Muchos obispos reclaman su condición carismática y, con el paso del tiempo, la función del profeta acabó siendo suplantada por la del obispo, que será el único autorizado para hablar con la voz de Dios. Pero la creencia en el carisma profético de hombres y mujeres no desapareció y en los ambientes no sospechosos de herejía se siguió manteniendo la profecía femenina, pero bajo control.[…] La profetisa ya no habla espontáneamente en medio de la misa, ni hace públicas las revelaciones ante la asamblea, sino que las cuenta al obispo en privado.[…]
Muchos años más tarde, hacia el 380, en un texto normativo que se conoce como las “Constituciones Apostólicas” se contempla la posibilidad de que en las comunidades existan personas de ambos sexos en posesión del carisma profético. Pero, para éstos, se recomienda la humildad, y en particular se recuerda a las mujeres que, en otros tiempos, ese don no las hizo sentirse superiores a los hombres, y que, como las antiguas profetisas, respetaran el orden de los sexos señalado por la naturaleza."
[“Mujer y profecía en el cristianismo antiguo” de Mar Marcos en
Profecía, magia y adivinación en las religiones antiguas (Aguilar de Campoo, 2001) ]

No hay comentarios: