El tema de grandes escritores o artistas que, pese a su genio indudable, acaban por pasar desapercibidos o por ser pronto olvidados sea por el efecto de una limitada difusión de su obra, sea porque otros, más favorecidos por el destino o por la mercadotecnia, acaban haciéndoles sombra, me ha traído a la mente otros artistas olvidados, injustamente olvidados. Se trata de mujeres que a lo largo de la historia han tenido gran talento y han sido autoras de obras o han realizado actos dignos de figurar en mayúsculas en los libros de texto y, por el contrario, sus nombres son completamente ignorados porque esos libros de texto han sido dictados por una sociedad que no las tenía en cuenta y que, en muchos casos, despreciaba su trabajo por ser considerado impropio de su género.
La historiadora y periodista Ángeles Caso publicó el año pasado un libro muy interesante titulado “Las olvidadas: una historia de mujeres creadoras”.
En este libro Ángeles Caso recupera la historia de personajes como Aphra Behn, gran escritora, espía y activista política, nacida en 1640 en Kent es considerada la primera escritora profesional de la literatura inglesa. Artemisia Gentileschi, pintora barroca, uno de los mayores talentos de su época, que debió sufrir el acoso y la violación por parte de compañeros de su taller de pintura, (particularmente el pintor Agostino Tassi a quien el padre de Artemisia encomendó la formación de esta) y posteriormente el maltrato de los jueces que juzgaban a su violador. Artemisia impregnó sus dramáticos cuadros de todo su dolor y su indignación, particularmente su cuadro "Judith y Holofernes" pintado en el momento en que estaba sufriendo esta dramática experiencia. Otra de las mujeres más interesantes de la historia es Cristina de Pisan (Venecia, 1364), historiadora y tratadista de asuntos morales y políticos, cronista de la historia de Francia. Verónica Franco, una figura realmente fascinante, vivió en pleno Renacimiento y fue prostituta de lujo en Venecia, gran poeta y editora que debió someterse a un proceso ante el Santo Oficio tras lo cual vivió oscuramente en el olvido. Su vida está retratada en la película de 1998 “Dangerous Beauty” (Más fuerte que su destino), pero su obra ha sido completamente olvidada.
Es también el caso de Isota Nogarola que dedicó su vida al saber y escribió, entre otros, un tratado sobre Adán y Eva, señalando la responsabilidad de Adán en el pecado.
En fin, todas estas mujeres y toda una lista interminable de nombres que fueron grandes creadoras, pensadoras e innovadoras en su tiempo pero que no aparecen (y si lo hacen es con letra pequeña) en los manuales de historia.
Y no hay que remontarse tan lejos en el tiempo para encontrarnos con mujeres que, por el hecho de serlo, son consideradas “artistas de segunda”. Por no hablar de aquellas mujeres que debieron aceptar que sus obras, para que tuvieran alguna resonancia, fueran firmadas por sus esposos, padres o maestros.
Si su época las obligó a vivir relegadas y discriminadas la historia las ha condenado a una segunda y mayor injusticia: la del olvido.
[Ilustración: Autorretrato de Artemisia Gentileschi, 1630]
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Hace 2 años
3 comentarios:
http://www.ucm.es/info/especulo/numero17/memor_20.html
Esa dirección que pego ahí es un interesante artículo sobre las mujeres escritoras de los años 20, muchas de las cuales nunca fueron conocidas sólo porque tuvieron la mala suerte de coincidir con hombres de un talento impresionante y, por lo visto, no hay sitio en los manuales de Literatura para tanta gente con gran talento.
Rompo una lanza, o mejor, rompo un pincel a favor de la igualdad y el justo reconocimiento de tantas mujeres que superan en creces a otros tantos hombres más nombrados, reconocidos y valorados por la crítica artística, literaria, etc. por el simple hecho de serlo. No obstante, creo que ese cambio ya ha empezado hace algunos años: podría citar en mi ámbito a Concha Jerez (artista conceptual reconocida), Susana Solano (escultora), Eva Looz, Ouka Lele (fotógrafa), Carmen Laffón, Victoria Civera (pintora), y muchas más. Ojalá esto se extienda a otros muchos ámbitos sociales, profesionales, económicos, políticos....................
Sí. Ojalá todo fuera como en el arte, en este aspecto y en tantos otros.
Yo hablaba en mi post de una historia que, afortunadamente, cada vez nos parece más lejana. Quizá otro día debieramos hablar de otro tipo de discriminación en el que corremos el peligro de caer. En la discriminación que supone aceptar en determinados cargos a una mujer sólo por ser mujer, como método compensatorio de las injusticias cometidas anteriormente hacia nosotras.
En un momento en el que la absoluta igualdad aún no existe, este es un método que tiene su sentido y que es incluso loable.
Pero andémonos con ojo, no sea que al final sea peligroso y estemos pensando más en coeficientes de representación que en talento y valía.
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